GASTÓN GALLARDO
Fotografía Iván Aguirre
Texto Mario López Ruelas
La curiosidad del felino
La memoria que guardan los objetos y la manera en que el medio ambiente los transforma –o viceversa– son una fuente inagotable de curiosidad para Gastón Gallardo. En su taller va acumulando pequeños objetos usados o grandes piezas de desecho de máquinas que algún día usará para crear una nueva obra.
La vibra de Gastón, también conocido como Galo, es claramente la de alguien que es paciente, observador, tranquilo… como los felinos. Así que no es raro que entre sus obras sean frecuentes las bestias –jaguares, toros y caballos, por ejemplo– realizadas en materiales como metal y plástico, entre otros, en posturas defensivas, amenazantes o de ataque.
Él define su proceso creativo como el armado de un rompecabezas, pero uno donde no se sabe qué va a resultar hasta que lo termina. Suele escribir para desarrollar una idea, frecuentemente asociada con el choque o encuentro entre naturaleza y civilización; luego boceta, selecciona materiales y entonces hace lo que haya que hacer: rompe, solda, atornilla, remacha, pinta, recubre, pule.
Lo mejor es que sus posibilidades siguen siendo amplias, no sólo porque tiene 23 años de edad sino porque así como empezó pintando y luego han predominado las esculturas de gran formato hechas con residuos sólidos urbanos, es un entusiasta de conocer más técnicas y disciplinas.
Su curiosidad y su vocación son patentes. Empezó de manera autodidacta y a los 15 años ya había vendido sus primeras piezas. Muy pronto empezó a participar en exposiciones colectivas en todo tipo de espacios. Ahora acaba de terminar la Licenciatura de Diseño en Animación Digital en la Universidad Latinoamericana, mientras continúa sus estudios de Artes Plásticas y Visuales en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda.
Una de las exposiciones que más satisfacción le ha dado fue “Naturaleza mecánica”, montada en la estación de trenes Buenavista, que tiene una circulación aproximada de 150 mil personas por día. Para él fue muy enriquecedor ver las reacciones de las personas que en muchos casos sentían la agresión o intimidación de sus bestias, aunque también expuso piezas de animales pequeños y figura humana.
Recientemente realizó un mural, también utilizando piezas de desecho, al que concibió como una máquina de burbujas para reflexionar sobre la fragilidad de los ecosistemas y las implicaciones del abuso en la explotación de los recursos naturales.
Motivado por la idea de que sus piezas toquen a un gran número de personas, a veces de manera casual, ha expuesto tanto en galerías y museos como en edificios públicos de gran afluencia de visitantes o en espacios fuera de serie, como la terminal de contenedores de mercancías en el puerto de Veracruz.
Claro que después de este encuentro con FLESH Magazine también surgieron ideas para colaborar con creadores de moda. Así que no pierdan de vista a Gastón Gallardo.
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