LA NOCHE DEL CUERPO
Photography Jose Luis Lozano Platt www.joseluislozano.net
Make Up Eduardo Gaset & Juan Pablo Martínez
Dancers Bailarines del Centro de Producción de Danza Contemporánea (CEPRODAC): Ulises Gonzalez, Edit Perez, Irasema Sanchez, Paulina del Carmen, Jose Ramón Corral, Sheila Rojas, Luis Ortega y Juan Madero.
“I’m not interested in how people move; I’m interested in what makes them move.”
– Pina Bausch
Texto / Francisco J. Saldaña
Es difícil decir con toda seguridad cuándo comenzamos a ser conscientes de la existencia de nuestro cuerpo. ¿En qué momento nuestra consciencia logra materializarse e identifica, no sólo las sensaciones, dolores y placeres del cuerpo físico, sino lo que nuestro cuerpo represen- ta para el otro y para nosotros mismos?
Somos cuerpos y somos mucho más que eso; nos tocamos, nos abrazamos, nos golpeamos, movemos cada articulación, cada músculo, cada hueso como intérpretes de lo que sentimos, de lo intangible, de aquello que no sabemos si existe pero que esta ahí, en nuestros sentidos. Si nos alegramos o sentimos miedo, es el cuerpo el que a distintos niveles físicos se encarga de materializar esas sensaciones. Es entonces que el cuerpo sirve como intérprete y puente entre el mundo interior y el exterior. El cuerpo como interfaz de lo que ocurre muy dentro de nosotros y de lo que se comunica hacia afuera.
Cuerpos que se observan, cuerpos que se rozan, cuerpos que chocan, cuerpos que se desean, cuer- pos que se juzgan. El cuerpo como cárcel de algo más sublime, bello por improbable, román- tico pues no puede demostrarse lo contrario; el alma que encerrada en un cuerpo enfermo y decadente busca diversas maneras de trascender y liberarse. Somos presos de nuestra propia existencia, pues sin el cuerpo no existimos, no somos, no nos reconocemos. Quizás seamos sólo eso: cuerpos de carne y huesos.
mujeres y hombres que al amanecer viajan en conjunto por el subterráneo como autómatas cargando el peso del día a día, oficinas repletas de trajes arrugados y lociones chillantes que luchan por ocultar el olor natural que desprende cada uno de esos seres; calles atestadas de cuerpos con prisa, de distintos colores, grosores y estaturas, repletos de marcas, cicatrices, lunares y huellas. Somos cientos de miles de millones y no somos nada, sólo cuerpos. Piel que forra entrañas, algunas lisas, algunas dibujadas, como lienzos curtidos luchando por diferen- ciarse del resto, crucigramas de noche en la piel olvidada. Hay veces que ni una caricia, ni un abrazo nos hace olvidar que sin toda esa masa de carne, lo que somos, fuimos y seremos no existiría.
Pero no somos cuerpos estáticos y sin movimiento, no somos estatuas de mármol donde la belleza se posó para mantenerse hasta el fin de los tiempos, híbridos de mineral y forma corpórea, simulación y engaño necesario; somos cuerpos en movimiento a veces tímidos y a veces violentos. Nos movemos como símbolo de vida, nuestros brazos se extienden al mo- mento de nacer y se retraen cuando la vida se acaba pero en el medio nos movemos como si quisiéramos atrapar el tiempo, la vida, los momentos. Bailamos, gritamos, corremos, brinca- mos en un éxtasis cotidiano que nos llena no sólo de energía sino de un pretexto para no caer desfallecidos en un trance perpetuo y rendidos ante la eterna desventura de vivir.
Y es justo el movimiento lo que nos engrandece, aquello que nos transforma en algo más que
músculos y venas, aquello que nos reconcilia con el origen de las cosas y su manifestación más sublime, la danza. Donde a través de nuestro cuerpo podemos transfigurarnos y dejar de ser, siendo, reclamar la enorme diversidad de lo que somos reconciliándonos con nosotros mismos. Celebrar y rebelarse, conectar con el cosmos y con nuestros semejantes.
La danza ha acompañado al hombre a lo largo de su evolución como ser social; es desde una herramienta para contactar, pedir y agradecer a fuerzas superiores, hasta un acto de cortejo; es el lenguaje del cuerpo, la forma que un individuo se separa del resto y muestra lo que contiene. Más allá de ser sólo una forma de expresión, la danza, es una herramienta para comunicar lo extraordinario, dar forma a lo que en ocasiones ni con palabras podemos traer a nuestra realidad.
La magia de la danza es también su carácter efímero, el nacimiento y muerte del cuerpo en un instante repetido: nacer, morir, renacer, volver a morir. Músculos en movimiento conec- tados a lo más profundo del ser que, como agujas, mueven cada parte de él. Cuerpo físico unido con el cuerpo inmaterial, formando una figura ancestral que construye la historia de la humanidad. Danzas que celebran a la vida, danzas que celebran el amor y sus caprichosas y churriguerescas manifestaciones, danzas que reclaman injusticias, danzas que celebran a la muerte, danzas que llaman a la guerra, danzas que nos reconcilian con la tierra. El cuerpo re- clama, y lo hace de la única manera que sabe, en movimiento. Reclama su lugar en esta tierra, reclama su independencia del ser, reclama ser indispensable para la vida y para la muerte por igual. Pero la danza también nos ayuda a reconectar con el otro y con nuestro espacio, genera sensaciones que nos transforman en relación a lo que nos rodea, es por eso que la danza es al mismo tiempo espiritual y sagrada.
El baile como manifestación y reafirmación de vida, de energía, de huella en este espacio y en este momento; huella indeleble que permanecerá aunque el tiempo la cubra como arena gruesa. En el momento que la vida abandone el cuerpo la danza cesará, de manera abrupta o paulatina, el movimiento se convertirá en recuerdo y es entonces cuando el cuerpo volverá a algo muy parecido al inicio de su vida; una desconexión del resto, sólo un sudor frío le recordará que esta aquí.
Cuatro años de CEPRODAC
Texto / Mario Lopez Ruelas
Aunque nació como alternativa a un conflicto entre autoridades y una parte de la comunidaddancística en México, la cual cuenta con recursos muy limitados, el Centro de Producciónde Danza Contemporánea (CEPRODAC) está por cumplir cuatro años de creación y arduotrabajo. Es por eso que queremos celebrarlos con esta sesión fotográfica.
El CEPRODAC cuenta con una planta de 19 bailarines o intérpretes, quienes se han integradopor medio de convocatorias que aseguran un alto nivel profesional y su completa dedicación,pues no pueden hacer compromisos con otras compañías o proyectos.Participan también maestros, coreógrafos y productores, algunos permanentes y otros invitados.
En total han montado 24 producciones coreográficas, además de 12 coproducciones: seiscon distintas compañías mexicanas independientes y seis extranjeras, de Uruguay, EstadosUnidos, España, Costa Rica, Perú y Argentina.A la par de los procesos para montar cada producción coreográfica y presentarla en distintosespacios, el CEPRODAC imparte cursos de técnica dancística y especialización, además de coproducir proyectos como videodanzas, reposición de obra y seminarios, entre otros.
No pierdas la oportunidad de ver a estos excelentes intérpretes de danza contemporánea enescena. Los días 20 y 21 de agosto de este año presentarán Inter-Z-on-E=Universo-E /x, delcoreógrafo Raúl Parrao, en la sala principal del Palacio de Bellas Artes
www.FLESHmag.mx
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