MARCO BATTAGLINI
LEVANTAMIENTO ESTÉTICO
El ArtPopClassic de Marco Battaglini
La obra de Marco Battaglini (Verona, Italia – 1969) deriva de la inherente ansiedad de occidente durante el siglo XXI. Su trabajo nos enfrenta a un shock estético, a un estilo cargado de eclecticismo y a un toque de humor que roba una sonrisa al espectador mientras apela al cuestionamiento de los dogmas de la escena artística.
A lo largo de su carrera, Battaglini ha mantenido un complejo concepto de la realidad, abordándola desde sus bases en la percepción y acercándose a la multidimensionalidad del ser. Su propósito ha sido exponer las contradicciones de la existencia humana, demostrando el poder de la imaginación a través de su manera de ver la realidad.
Estamos frente a un artista que dedica atención especial a las nociones del tiempo y espacio, viéndolas como entidades ficticias, mostrándonos que su valor y peso en nuestro día a día son relativos. Este modus operandi de arrebatar la realidad y traerla de vuelta a nosotros en la forma del arte, nos da la oportunidad de ver desde otra perspectiva.
La insistencia de Battaglini en desnudar la relatividad de nuestras vidas es característica fundamental de la obra presentada en esta publicación: sus composiciones capturan la esencia pura de un artista cuyo deseo de romper con las convenciones parece estar ligado a una pasión por el arte y un interés en géneros diversos, proyectando un universo personal capaz de sumergirnos en la reflexión de diferentes temas, desde el concepto de expresión artística a la noción de la existencia individual.
ArtPopClassic captura la característica principal de la obra de Battaglini, como es la inclusión de elementos tomados del arte clásico de la mano de otros tomados del arte pop; un rompecabezas intertextual cargado de referencias. Dicha fusión, donde los contrastes resultantes de la yuxtaposición de estilos antagónicos con la connotación de superioridad elitista mezclada con arte popular, converge en un intento de obliterar el valor que atribuimos al arte.
Battaglini revitaliza las características subversivas del arte pop colocando los elementos de esa tendencia en el escenario contemporáneo, pues la confrontación que el pop consiguió en su momento con la inserción de elementos mundanos a la esfera del arte ha dejado de considerarse subversivo. El trabajo de Battaglini representa una fusión de arte clásico con arte pop convirtiendo a ambos en fragmentos de una nueva estética. Esta conversión aprovecha totalmente las posibilidades técnicas de expresión que disfrutamos hoy en día, comenzando con una imagen digital que se transfiere a un lienzo utilizando tintas de alta calidad, continuando con aerografía y acrílico.
La fascinación de Battaglini con el arte, los artistas, los movimientos, las técnicas y los conceptos lo han llevado a desarrollar una aguda sensibilidad. Su obra refleja las influencias que ha recibido a lo largo de su vida como estudiante de arte, recorriendo el camino tradicional, repitiendo y copiando por varios años. Su proceso culminó con el estudio de la historia del arte, adquiriendo particular interés en los movimientos avant-garde del siglo XX, especialmente el surrealismo. Este interés se refleja en lo que André Breton señalara en su Segundo Manifiesto Surrealista: “El pasado y el futuro dejan de contradecirse el uno al otro, forman parte del mismo escenario y se unen para enseñarnos la realidad desde un punto de vista más lejano”. Sin embargo, la obra de Battaglini no es una captura de surrealismo posmodernista, de hecho podríamos utilizar el término pastiche, considerado por Fredric Jameson como un signo de posmodernismo que deja de lado la parodia. Si bien la obra de Battaglini no es una parodia, tampoco muestra la neutralidad del pastiche ligada a la ironía, dado que no trata de imitar otros estilos sino incorporarlos a su trabajo para iniciar un diálogo, empujándonos a una postura crítica en relación con los valores sociales.
Esa ironía se hace evidente en mucha de la obra de Battaglini, la cual en ocasiones tiene tintes de humor que nacen de los contrastes que el espectador descubre. Cada obra ofrece una serie de detalles que permiten descubrir gradualmente nuevos significados a partir de una lectura cuidadosa y una reflexión en la disolución de las barreras del tiempo y el espacio. Como él mismo sostiene, su obra crece con fuerza en la combinación de realidades divergentes, en la coexistencia de extremos opuestos como la elegancia y la vulgaridad, la riqueza y la pobreza, lo estético y lo antiestético; todo con el objetivo de generarle al espectador un proceso de reflexión, algo que no siempre es fácil o cómodo de hacer.
Este es un artista que investiga la relatividad de los prejuicios, reconociendo que dependen de su propio contexto: “Estoy impresionado por cómo un cambio generacional o la simple situación de vivir en otro lugar del mundo, puede llevar a la gente a ver las cosas de manera tan diferente. Sin ningún fundamento, escondidos en nuestras propias burbujas contextuales tomamos decisiones sin ver hacia las corrientes ilimitadas de la imaginación y el potencial humano. En esta época, con la evolución del conocimiento y la eliminación de barreras por los medios de información, quisiera invitar al espectador a ver las cosas desde otro punto de vista más abierto, mirar por encima de los árboles. Quisiera demostrar lo relativo de todo, cambiar paradigmas, hacer que la gente entienda el poder de la imaginación”.
Battaglini muestra un interés particular en derribar las paredes de quienes tienen necesidad de glorificar la subjetividad y llegar a un lugar más allá de lo evidente, aspectos que hacen que su obra se llene de conexiones y alusiones que nos permiten explorar ese estado de cuestionamiento. A través del diálogo que abre con la confrontación/fusión de diversas épocas y elementos, el artista busca renovar el enfoque mientras subraya las preguntas del día, ligadas a la sobrecarga de información y la cultura de consumo.
Las pinturas de Battaglini ofrecen diferentes lecturas debido a la variedad de referencias, logradas combinando el graffiti con símbolos relacionados con la cultura occidental y elementos pop, exponiendo la influencia del consumismo en nuestra forma de vida, no solo el consumo de productos sino también al de las imágenes, iconos y símbolos que dan forma a nuestro tejido cultural y a nuestra imaginación colectiva.
De acuerdo al artista, “la ironía es el arma a elegir si no puedes -o no quieres- atacar a un enemigo más poderoso como los prejuicios humanos”. Estamos ante un artista que camina en la cuerda floja del mundo actual y que no repara en llamar a una sociedad incoherente que funciona en una dimensión paralela, produciendo cantidades de información imposible de procesar, resultando una cercanía con nuestro ambiente que parece cegarnos.
Además de entregar este mensaje de manera gráfica, Battaglini también aborda al espectador a través de la palabra con elementos de texto compatibles con la pintura, enriqueciendo el mensaje y aumentando su potencial polisémico. En sus cuadros podemos encontrar motivos escritos como “A veces es como una jungla” o “Los caballeros las prefieren rubias”, mismos que junto otras referencias literarias o musicales, obligan a reinterpretarlos y expandir la perspectiva.
Battaglini entiende que el arte es un modo de expresión que nos lleva a la reflexión y que tiene el poder de abrir los ojos al mundo y de estimular el pensamiento y la imaginación. Afirma que si el arte es una idea, como lo propone Duchamp, entonces el poder de sembrar una nueva idea en la mente del espectador puede crear un espectro infinito de posibilidades, abordándolo todo como un juego, sin prepotencia ni aspiraciones mesiánicas.
Se podría decir que “encuentro” es el concepto que mejor definiría lo que ocurre en las obras de Battaglini. Encuentros que son al mismo tiempo choques semánticos y conversaciones formales que van más allá de la simple interacción pictórica y son capaces de generar conflictos en los cuales el espectador es invitado a reflexionar y reconsiderar su perspectiva hacia las grandes interrogantes del día. En pocas palabras, esos encuentros son claramente actos de desafío ante las jerarquías culturales.
En el arte hay encuentros estériles que no logran escapar de su intrascendencia y hay otros que, al contrario, disparan consecuencias inesperadas, reacciones en cadena, tormentas intelectuales. Sobra decir qué tipo de encuentro provoca Battaglini.
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